top of page

Desmitificando el amor en el Pacha

  • Foto del escritor: Franco Limber
    Franco Limber
  • 30 jun 2017
  • 3 Min. de lectura


Erase de la mujer que amaba, erase hace más de tres años, no he llegado a amar con igual delirio desde aquellos días aciagos de diciembre y, hoy me hallo sobre este canto, queriendo si, olvidarla, aunque la he visto, aunque la he besado; llora mis ojos indios pues ando atrapado en las dimensiones del Pacha, el tiempo y espacio: buscare formas entre las líneas de esta prosa que ustedes almas ajenas a mí, puedan sentir mis martirios nocturnos; he bajado de los cielos aymaras la sabiduría de los tiempos lejanos, de los dioses antiguos y su canción sentencia: «las personalidades nunca son las mismas después de tiempos distantes.» Este pacha es la respuesta a mis sentimientos rotos, en el albañal de la ilusión me hallo, de las promesas que me hicieron, donde construí como castillo de piedra un amor eterno, si, así solía soñar, soñé como niño en la simplicidad del tiempo que aquel sentimiento de poetas pasados era un hecho, irrefutable, al final nada es cierto; el tiempo no perdona, el espacio se trasforma. Yo a ella, si lo lee, creyendo que no: la ame como el sol ama el resecar de mis labios mientras se hundían en el alcohol, la amaba es cierto, aun lo hago, ¿pero es ella realmente? Hoy no es ya esa mujer, no lo es, ni la sombra de los poemas que solía escribirle, de las canciones que jamás escuchara, de los relatos eróticos, ahí donde solían amarse nuestros cuerpos: en las calles de la ciudad andina, parques de fríos lechos inimaginables o de los hotelitos de algún callejón cualquiera, aun recuerdo esas travesuras del amor lozano, si, lo prohibido no existe en este Pacha, erase de esos tiempos donde el indianismo no era vida, donde un pensamiento solo era curiosidad y la ideología palabras, ¿tanto habré cambiado para que mi amor no valiera nada? nada es eterno, ya lo sé; me dicen las estrellas en las noches que mi memoria la trae ante mi existencia: «olvídala, ella ya te ha olvidado, varias veces, eres una insignificancia en su vida. Idiota aun la veneras como los indios veneran las piedras, la amas, miserable, hundido en la obsesión.» me quedo callado ante tales recriminaciones; que puedo hacer ante esas falsas promesas del ayer: yo con la mano entre cigarros entre el papel y el lápiz, solo, sin más, me queda desmitificar el amor, el amor indiano que había soñado desde niño, las promesas son etéreas, se las lleva el viento gélido del altiplano, hoy ella y yo somos muy diferentes, desmitifico por los dioses del ande: nuestro amor del ayer hoy es una mentira, lo que en el amanecer fue cierto en el anochecer es una mentira, cuando su nombre ya no es de nadie, nadie quien pueda hacerle poemas, esta última canción para el recuerdo ingrato le dedico en el oscuro de mi pesadez pensante, como las margaritas que tanto quiero, esta mi última gota de inspiración, desprecio su recuerdo amargo en mi corazón, desprecio su recuerdo en mi mente de complicadas elucubraciones; en este Pacha ya no quiero hallarla, en este Pacha donde el amor se desmitifica cual solo son solo frases huecas que en algún momento nos dijimos, hipócritas, mas ella que yo, todo este tiempo embriagado de sus recuerdos, hundido en el vicio de los perdidos, ya me he cansado de ello, son más de tres años para que estos sentimientos mueran en mi, donde miles de poemas hubieran llevado su nombre ¿la amo? Tal vez, pero no a la que hoy es, ¿a quién entonces? A la mujer del ayer, si, hoy ella es diferente, peor o mejor, eso ya no importa en los tiempos que acaece, en este Pacha no existe más su añoranza, del deseo de tenerla entre mis brazos, no ya no, pero los cantares de la penas aymaras que van trinando de aquí en adelante, pasaron indudablemente, siempre por la presencia suya, de la innombrable, como un fantasma; claro, no me olvidado de ustedes almas ajenas a mí, yo y mi oscura presencia andan sueltas en las calles del ande y las breves líneas que a continuación aparecen son partes de la vida de un indiano miserable que creyó en los amores eternos, en los sueños sublimes de las odas Inkas que hoy son desmitificados en desgracia de la prosa rosa, en los avatares de la verdad, mis placeres son mi añoranza al contarles aquellos días azarosos de autodestrucción y arcana agonía indiana, antes de una muerte posible en el Pacha.



 
 
 

Comentarios


 Posts
ESCRITOS
Contacto con Franco
  • Facebook Clean
  • Twitter Clean
  • Instagram Clean
  • White YouTube Icon
  • RSS Clean

© 2023 by DO IT YOURSELF. Proudly created with Wix.com

bottom of page