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LOS NUEVOS ROLES DE LA JUVENTUD AYMARÁ EN LA CIUDAD DE EL ALTO.

  • Limber Franco
  • 10 may 2017
  • 9 Min. de lectura



Los grandes pueblos tienen presentimientos de su destino, el nuestro es la grandeza, el deseo legítimo de poseer lo nuestro nos da el derecho de ser los titulares del ejercicio del Poder por todos los medios posibles. Como nunca en el tiempo es la hora en que despierta toda esa energía de la sangre joven y aymará, en estas líneas quede la génesis de un nuevo horizonte para nuestro pueblo, se acabó el grito lacerante de la humillación, se terminó el grito que desespera nuestra agonía, como en el ayer este ahora sea quien cambie el destino de una sociedad, retumba fiera en nuestra sangre los tambores de guerra, el conocimiento ahora también nos pertenece y sin temor debemos de usarlo.



El amor a nuestro pueblo y su libertad hará de nuestra juventud seres indomables, un pueblo invencible, en aquel rincón donde quien o aquel mira su rostro en el espejo volverá luz radiante, de aquel rostro cobrizo, como el de su madre, como el de su padre, y cuando aquel orgullo no vuelva y no llegue amarse a él y a su pueblo transita vagando alma vacía y miserable, pues quien desprecia su origen desprecia la sangre de su padre, como la leche de su madre, si por miedo sigue aquel camino oprimidos sin horizonte seguiremos. Más vale una buena conciencia que mil espadas, este es un camino difícil, los caminos hermosos no llevan muy lejos, si no lo hallamos debemos abrirnos en el, es tiempo de inventar el nuestro, el joven aymará hace un tiempo atrás fue un pongo, un esclavo, ahora pongo político, ahora esclavo político, cansados hoy de esa situación, casados hoy de aquel trato, nuestro destino esta frente de nosotros, es tiempo de tomarlo, tiempo de aferrarnos a el, la legitimidad esta de nuestro lado.



I. Nuestra realidad.-



Esta ciudad es la expresión nata del mundo aymará moderno, esa simbiosis donde lo tradicional y la modernidad recrean nuevas prácticas que son reproducidos por todos los individuos que habitan esta tierra. El Alto es una de las ciudades más ricas en términos revolucionarios, aquí nuestra naturaleza aymará está preparada para la guerra, guerra contra la injusticia, aquellos dueños del Poder buscan por todos los medios mermar su desarrollo, su capacidad de liderar los destinos del Estado, mantener a esta ciudad en los índices de miseria y pobreza es importante para aquellos que temen perder los beneficios que les trae su posición privilegiada.



Nuestra realidad hoy es la realidad del consumo, busquemos el dominar ese consumo a nuestro beneficio, cuando nosotros hacemos dinero nos miran con desprecio, como si no tuviéramos derecho a tener posesiones, cuando nos ven lucir el fruto de nuestro trabajo nos llaman; delincuentes, contrabandistas, narcos. Existe un desprecio racial por la Ciudad de El Alto, desprecio y odio por la sociedad criolla y mestiza, su odio se convierte en nuestro orgullo, su odio se convierte en nuestro deseo para tomar el Poder para el beneficio de los nuestros.



No hay que olvidar muchas cosas que somos hoy, pero también debemos ser las opciones del que podemos ser mañana…



II. Nuestros nuevos roles políticos.



Debemos mirar nuestra existencia y reflexionar los objetivos que hacen de nosotros dueños de esta tierra. La necesidad de tener principios políticos nos enmarcara los fines que anhelamos como seres humanos. Nuestra sociedad busca satisfacer las necesidades más primordiales para su existencia, son ellas las que tenemos que resolver. El político de antaño y los de ahora son solo sueños y esperanza, no ofrecen otra casa que no sea esperanza, sus bocas vomitan mentira e ilusiones. Nuestro rol es cambiar esa costumbre. Existen principios que han de ayudar a nuestro cometido: a) el resurgir de nuestro orgullo. Cada paso que damos en el resurgir de lo nuestro nos encamina el pensar por cuenta propia, la vida de un hombre debe estar enraizada en el orgullo de su pertenencia, si no somos nosotros aquellos que mirar su mundo con aprecio, nadie lo hará por nosotros, tenemos muchos motivos por los cuales ensalzar la pertenencia a esta ciudad: guerreamos como nadie, provenimos de la más grandiosa raza que habita en los Andes, ni tal o cual pudo amansarnos, aportamos al mundo nuestras formas de organización, nuestra capacidad de influir en los destinos de la sociedad. El orgullo de la alteñidad tiembla al enemigo, unidos formamos hordas de aymaras dispuestos a sepultar a quien se interponga al logro de nuestros intereses. Somos una nación milenaria que se ha asentado en El Alto, brillar como sol el orgullo de la pertenencia a una de las civilizaciones más grandiosas en los Andes no tiene comparación, b) el creer en las capacidades de nuestro pueblo. Muy repetidas veces bajamos la cabeza ante aquel que desprecia nuestro mundo, su origen viene de la mas completa ignorancia de la potencia revolucionaria de nuestro pueblo. No conocer nuestra historia es fingir siempre la posición de lo otro. Nuestro primer paso de seguro es creer en lo nuestro, en la distancia lejana que podemos llegar con nuestro esfuerzo. La juventud fue desvalorizando la creencia de nuestra raza, sus virtudes, ahora quien más que nosotros dueños legítimos del suelo que pisamos, es el deber de la aventura perseguir el sueño de la grandeza. Este ya no es un suelo en donde solo se solía escapar de la pobreza, ahora es aquel que tiene las capacidades de emprender los destinos de la sociedad, somos en estas tierras la mayoría, debemos despertar del letargo enceguedor que ha construido la colonia, piensa allí donde no hubo más que fundir el odio de aquellos que nos quitaron nuestra pretensión de superarnos, sin creencia en nuestra capacidad de desarrollo, en nuestra capacidad de ejercer el poder como medio de satisfacer las necesidades de nuestro pueblo, cuál será el camino a depararnos, sino el de morir en el tiempo como un simple cúmulo de individuos dispuestos a sobrevivir, como sería el mar tierno y tranquilo sin sus terribles olas y tifones, no tendría el respeto de aquellos que viven de el ,de igual manera nuestro misión es ganar ese respeto y él se lo gana con violencia, la radicalidad solo se consigue creyendo en que podemos ser más de lo que somos en el ahora, c) mantener el halo de superación en nuestra juventud: es esencial mirar los pasos que podemos dar hacia delante, saber que podemos ser algo más allá de lo que somos ahora, el brillo de los ojos de la bestia de presa encarna el ideal del joven aymará, el miedo a la muerte pierde su sentido común, el descontento con el lugar que nos han impuesto debe ser la excusa que encarna nuestras ansias de Poder, ser dueños del destino formidable del desarrollo académico, económico, cultural, será prueba que los ideales de esta juventud hayan trascurrido con tal fuerza que hayan vencido las barreras de la impotencia. La superación esta en nosotros, no ser partícipes de la complacencia, es ella, la que este sistema colonial nos ha impuesto por la violencia, es también por esa violencia con la que nos liberaremos, d) fomentar la capacidad de crítica. Sin esta virtud estamos condenados al letargo del dogmatismo, al sueño de ilusiones que nos han acostumbrado, así como animales impusieron cadenas con la imposibilidad de generar nuestras opiniones, sin opiniones propias en nuestra juventud no existirá el placer de erradicar la esclavitud mental, ser crítico de lo nuestro, como también de lo otro, la crítica nace de seguro de la vivencia al cual no han sometido, nadie, absolutamente nadie se ha preocupado de generar tal virtud en nuestro pueblo, un pueblo muerto en ideas siembra individuos serviles, eso les conviene a todos los que están disfrutando a costas de nuestra condición de supervivencia. La mirada crítica del mundo que nos rodea ha de impulsar nuestro desarrollo, es importante cuestionar todo aquello que merma nuestras capacidades de progreso, la crítica es el bien de nuestra alma pues nos conduce a la verdad, la verdad siempre nos hará libres, las formas en las que podamos percibir su riqueza liberadora es conociendo, debe ser ese conocimiento siempre criticable, f) trabajar en nuestra capacidad de reflexión. Cuando logramos tener conciencia de nuestra realidad estamos en posibilidad de cambiarla, para ello la reflexión es elemental, nuestra formada de vida, esta objetiva debe tener incidencia en la construcción de nuestro ideal, la in-complacencia de la vida material que en última condición estructura nuestra vivencia y la relación con nuestro medio. La ciudad de El Alto es una sociedad que se politiza con facilidad en momentos de conflicto, pero en una medida general se conforma dentro de un estado de inercia ideológica del que solo se injerta en espacios sectoriales y de alcance coyuntural. Motivo por el cual la reflexión como practica individual y colectiva, sobre todo en la juventud que incrustada como actividad estará dispuesta formalizar sus proyectos y visiones de sociedad, la reflexión condiciona en el terreno la posibilidad de ejercer cierta influencia en un determinado espacio de poder, la reflexión posibilita la competencia y la insurgencia contra el dominio instituido, g) fortalecer nuestra capacidad de organización. Es una necesidad humana el organizarse, debido a nuestras condiciones el organizarse en grupos de cualquier índole es fundamental para el concretar las ideas que vayan en beneficio de nuestra sociedad, El Alto merece de su juventud la capacidad de vincularse acuerdo a su crecimiento, enriquecer el capital tanto económico como cultural desarrolla las capacites de empoderarse en la política, es vital el reunirse por causas que fortalezcan nuestros ideales, h) Llegar al final de nuestros objetivos. Si al entender nuestras condiciones generacionales, y percibir nuestras necesidades y ya establecido nuestro ideal, debemos establecer objetivos que sean del más profundo beneficio a la sociedad, una vez establecido tales objetivos, el paso siguiente a de ser la concreción de nuestros objetivos, buscarlos a toda costa, llegar al final de tales objetivos mostrara la capacidad de compromiso al que hemos llegado, i) mantener el recuerdo del pasado. No olvidar nuestra procedencia, nuestros padres fueron emigrantes, por lo mismo debemos tener en nuestro código el revalorizar las costumbres que hicieron de nuestra raza una nación indomable, sus héroes, sus logros colectivos han marcado la historia de lo que significa Bolivia, j) difundir y sentirse orgulloso por el trabajo de nuestros jóvenes. Es verdad que en muchos casos desmerecemos nuestros logros, nuestros sueños, y al mismo tiempo tratamos de hundir los sueños de otros, lo que nos debe caracterizar es el apoyo mutuo, dentro de cualquier campo social o económico, somos una sociedad que necesita apoyarse mutuamente, k) nuestro gran capital siempre será nuestro orgullo. Si no podemos sentir orgullo por lo que hemos logrado como seres individuales, como sociedad, el aporte de todo un colectivo hace de nosotros lo que nos caracteriza en torno y relación con las demás sociedades. El orgullo es parte primordial del caminar y accionar político, una sociedad orgullosa está dispuesta a morir por ella, l) ser dirección de nuestro pueblo. Estar dispuestos a asumir la titularidad del ejercicio del poder, dejar los miedos, dejar los desvaríos, este mundo se hiso para la osades, agarremos la confianza, aquel que da valides a nuestro proyecto, m) mostrar la pasión por nuestra raza. Sin entender el origen, sin entender la alma matriz de donde fuimos paridos, no llegaremos sin duda a concretar algún objetivo legítimo, la pasión por la raza aymará significa adentrarse a él, vivirla, y no dejar que nadie se atreva a ofenderla, n) la productividad como arma liberadora. Si no producimos habremos de quedarnos en la idea cambia el muerdo, pero si no es posible concretizarla, hacerla realidad de nada vale el esfuerzo, crear es el paso que nos ha de liberar de cualquier atadura, no existe otro método que no sea el de producir y reproducir las ideas en objetos palpables y manipulables, ñ) la capacidad de orden. La distribución de tareas y su correcta aplicación mostrar lo madures política que hemos alcanzado, se seriedad es cumplir las ordenes que amerita nuestra ideología, es ese orden habrá de mostrar las capacidades y compromiso por esta ciudad, El Alto.



III. Conclusiones.-


a) Adueñarse del presente, solo aquellos que son capaces de predestinar el futuro están en completa ventaja del apoderarse del presente, tenemos que tomar los destinos de nuestra sociedad, pues somos una población joven, y es a esa juventud a quien le toca proyectarse como clase política, b) La realización de nuestro pueblo, es la realización de nuestro Ser, de que puede servir nuestra individual realización si no podemos mejorar las condiciones materiales e espirituales de nuestro entorno, está en nuestro proyecto juvenil el pensar desde el pueblo y para nuestro pueblo, c) Tener el valor de afrontar nuestra circunstancias, las cuales no son las mejores, o por lo menos no están entre las más altas, pero aun así, se está en el momento correcto de la historia en el que se puede hacer un cambio cualitativo del orden, para que este dote de las mejores condiciones para su desarrollo, d) los nuevos caminos del probar lo nunca intentado, lograra trascender entre lo normal a lo excepcional, hasta hora se ha seguido con la continuidad de practicar la vieja politiquería la cual degrada y limita los alcances en las que nuestra sociedad pueda alcanzar mejoras considerables, e) la búsqueda de desafíos tiene que ser constante, es importante determinar nuestros objetivos claros, desafíos que puedan llegar a ser imposibles para uno, pero está en nuestras manos, manos jóvenes y aymaras el futuro de nuestra grandiosa ciudad de El Alto.


 
 
 

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